Autor: Carlos González Cledera
Han pasado cincuenta y tres años, era un mes de Octubre del 57, cuando con el curso de cuarto comenzado, entraba en el que seria, para mi ,no un nuevo colegio sino mi colegio.
Han pasado cincuenta y tres años, era un mes de Octubre del 57, cuando con el curso de cuarto comenzado, entraba en el que seria, para mi ,no un nuevo colegio sino mi colegio.
Muchos no lo sabréis, yo venia de los Maristas, como alumno del Cuadro de Honor, pero por circunstancias motivadas por mis nervios me suspendieron en la que se llamaba Revalida de 40 en el Instituto Cardenal Cisneros y me expulsaron. Mis padres con sus influencias y mucha suerte consiguieron que entrara en ARENEROS.
No olvidare nunca mi primer día, el aula en la primera planta al lado de la escalera, estabais en clase de Matemáticas con Negro, me presento el P. Baselga y me sentaron al Iado de Antonio Núñez, que luego años después coincidimos en Caminos y en Dragados.
Al terminar la clase salisteis todos y yo aún sin amigos no sabía que hacer, hasta que oí decir al P. Montero "a lugares", eso fue para mí una solución, tenía una salida a mi soledad.
Este colegio era muy distinto del que yo procedía, teníais iglesia, capilla, muchos patios de recreo y pasillos muy luminosos, anchos, de techos altos y con una cerámica azul muy característica en las paredes, sin olvidar el olor a cera en los pasillos de tarima, y todo esto iba yo a disfrutarlo en mi nuevo colegio.
Pero volvamos al inicio, yo me encontraba en el pasillo ancho y luminoso que rodeaba a un patio y allí todo era silencio y todos en fila dirigiéndonos a no se donde, solo sabia que iba a lugares.
Es momento de recordar mientras llego al destino misterioso, repasar historias y anécdotas que hemos pasado en el colegio, espero que sean un motivo para consideramos mas jóvenes y no para quitamos años, que también, aunque eso no es posible y el estar aquí todos juntos es gracias al haberlos disfrutado, otros, es momento de recordarlo, ya no están entre nosotros y siempre se dice, que se van antes, los mejores
Quien no se acuerda del Sr. Rubin, os dejo un momento de recordatorio… No hace falta sacar virutas de nuestra cabeza para recordar, donde ponía el pañuelo de sonarse para que se secara, o como estiraba los billetes de su sueldo y los contaba mientras daba tiempo de estudio y nos miraba con esa mirada sibilina, o aquella frase un año después ya en quinto y en su intervención el primer día de clase:
Que mala suerte tengo, me han tocado juntos a Antonio Nuñez, los hermanos Cledera, Oriol, Mingo y el Sr. Corpas ... Años después y ya en sexto y en el patio exterior, algunos se vengarían de el, a costa de su hijito ...
Y vamos de curas, os acordáis del Medina*, con esa gran sotanaza llena de tinta que le lanzábamos de nuestros tinteros, durante su paseo en la clase preparando lo que decía el a mitad del examen: Ya llevan Vds. media “calabaza"
Quien no recuerda al Cobitos** y al Medina, tonteando cuando llegaba una monjita a visitar el colegio. Os acordáis de los desayunos, aquella mantequilla, el panecillo y ese café con leche, que nos recordaba al P. Martínez en el confesionario.
Sigo en el pasillo en silencio y con ganas de preguntar al que esta delante de mí a donde vamos, pero debo de confesaros algo, me daba vergüenza hacerlo.
Me gustaría antes de terminar dejar un espacio en blanco en este papel para que vosotros cuando leáis, este mi recuerdo, incluyáis los vuestros, os aseguro que no cuesta trabajo y da una sensación muy especial, decía Maurice Maeterlinck dramaturgo belga: el pasado siempre esta presente.
He llegado a una puerta y no hace falta deciros que significaban a lugares, pero para mi fue una aventura y os puedo decir que siempre cuento esta anécdota a todos mis amigos y si yo hubiese tenido hijos nunca les hubiese indicado lo que eran, para que tuvieran la misma incertidumbre que yo tuve.
UN ABRAZO DE VUESTRO COMPAÑERO Y AMIGO
* P. Medina
** P. Cobos
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