jueves, 2 de junio de 2011

Ejercicio 31. ALGUNOS RECUERDOS

Autor: Javier Echánove Ravello

Casi todos nosotros entramos en Areneros en  primer año, que entonces era Medio, allá por el año 1952, en mi caso con el hermano Nemesio como encargado de la clase y único profesor. La lista de clase creo que empezaba así Abós, Almendral, Aritio, Arsuaga, Baró, Blein, Briones, Crespo,  Chabot etc..

Un primer recuerdo que tengo es el de los que el hermano Nemesio llamaba ‘moros’, que no eran otros que aquellos que pillaba hablando en la capilla de arriba. A mi me tocó una vez ser ‘moro’, naturalmente junto al compañero con el que hablaba. El castigo consistía en  ponerte de espaldas a la pizarra, pegado a ella, para a continuación pintar con tiza, el buen hermano, un turbante, una lanza, y creo que también una capa, todo ello a la vista de los demás compañeros. Creo que fue una lección muy didáctica pues no se me ha olvidado transcurridos casi sesenta años.

Ya en Superior ¿os acordáis de la frase ‘¿Ese niño que hace?’ y de quien la pronunciaba como un estribillo?  Si era Don Ángel  encargado de Superior creo que de la letra A.

También tengo  recuerdos de olores como aquel tan penetrante de la aneja fabrica de cervezas Mahou que aunque hiciese buen tiempo nos obligaba a cerrar las ventanas de las clases, especialmente las que daban a la c/ Baltasar Gracián.

Y el Sr. Luceño que por su acento andaluz quedó caracterizado para la posteridad con su famoso símbolo del Cesio: el decía ‘símbolo del Sesio se ese’ Tenia la costumbre de contar a los alumnos sus andanzas guerreras con los moritos de regulares el día de su cumpleaños. Naturalmente eso se pasaba de curso a curso de forma que el día de su cumpleaños se lo recordábamos para así no dar clase.

Pelitos es decir el P. Robles formulaba  preguntas de detalle en Ciencias Naturales (¿o la asignatura se llamaba Biología?): ¿Cómo se llama el tercer pelito de la segunda patita del insecto x? Creo que el único que era capaz de responder siempre con acierto era Lorenzo. Su vocación era ya patente
                                                                                                                                   
Los polisacáridos, atención que no repito, los polisacáridos. Los polisacáridos, atención que no repito y así hasta cuatro o cinco amenazas de que no iba a repetir el título. La asignatura la daba por apuntes y del profesor solo recuerdo el aspecto y el mote referido a su aspecto que no repito (¡atención que no repito!) porque no era muy caritativo.

El castizo madrileño estaba representado por el Sr. De Vicente siempre inmaculado y elegante en su vestir y en su pulquérrimo calzado. Con su chulo acento madrileño solicitaba al alumno preferido: fulanito tu  que tienes buena letra, sal y borra la pizarra. Para echar a alguien de clase utilizaba dos métodos, uno era su típico: fulanito dentro de dos segundos te vas fuera de clase, uno y dos, ¡fuera! (y chascaba los dedos  pulgar y corazón mientras que con el índice señalaba la puerta). El otro era más suave: fulanito cierra la puerta por fuera

Todavía tengo remordimientos de conciencia por lo que colectivamente hicimos pasar al Sr. Ramos profesor de la famosa FEN. Si uno se puede ganar el cielo dando clase, que se puede, el Sr. Ramos se lo ganó.

Chiquitín, monín, riquín, siéntate en los almohadoncitos con los que te dotó la naturaleza, era la frase que nos espetaba el  Jiménez cuando nos veía semi tumbados en nuestro asiento. ¡Que tremendamente difícil era aquel libro de Religión que dábamos en 4º de Bachillerato! Creo que no se adecuaba a nuestras pobres meninges.

El Sr. Rubín nos daba química pero él insistía en que su apellido era Pérez Rubín, por eso alguien justo antes de entrar en clase escribió bien grande en la pizarra Sr. Pérez- Físico, Rubín Químico

Recuerdo ya en Preu la gran capacidad de nuestro compañero García Esteban  en los exámenes tipo test del P. Medina en los cuales dividía a la clase en cuatro grupos con preguntas distintas que iba disparando a toda velocidad. Pues bien García Esteban contestaba, en voz audible a los de alrededor, las preguntas de los cuatro grupos sin perder ripio.

El  P. Ubago es el que dio un poco de impulso a mi inglés con el método Assimil y su empeño en hablarnos siempre en esa lengua. Incluso traducía nuestros apellidos en cuanto eran traducibles. Recuerdo que se dirigía a nuestro compañero Ponce de León llamándole Lion. Ponce no debía estar muy de acuerdo con que le tradujesen su nombre porque no le contestó ni una sola vez en todo el curso.

Y para terminar, recuerdo las risas colectivas que hacíamos con el P. Pz Garrido ya en Chamartín. Alguien se enteró que tenia fama de gracioso entre la comunidad.. y claro esto se corrió en el curso y por eso en las reuniones que teníamos con él, creo que  todas las clases juntas, a la menor tontería que decía las risas eran audibles en la plaza de los duques de Pastrana. El bueno e ingenuo del padre nunca pensó que nuestras risas eran forzadas.  

Dicen que educar es mostrar la realidad del mundo en que vivimos y que la formación consiste en mostrar los valores de esa realidad. Mi agradecimiento a todos esos profesores que me mostraron esa realidad, me ayudaron a salir de la pequeña realidad de mi mismo y me trasmitieron los grandes valores de esa realidad.

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